Durante la pasada Semana Santa, se llevó adelante la XXVII Fiesta Nacional del Camarón y el Langostino. La tradicional celebración, organizada por la Sociedad de Fomento y Cultura de Ingeniero White, que en esta oportunidad contó con el apoyo de la Intersindical Portuaria y Marítima, retornó nuevamente a la jurisdicción portuaria de Ingeniero White. Un esfuerzo privado con el apoyo mancomunado del sector público, priorizando el buen desarrollo del evento y que se tradujo en una nutrida presencia de visitantes.
La festividad congrega año tras año una enorme cantidad de público de Ingeniero White, Bahía Blanca y la zona, que disfruta de las actividades programadas entre las cuales se destaca lo gastronómico, con la preparación de verdaderas exquisiteces donde el eje son los frutos del mar. En cada plato se revela esa tradición particular de Ingeniero White, para otorgarles un extraordinario sabor local.
Obviamente, la fiesta también contó con espectáculos artísticos de danzas, humorísticos y musicales, con participación de artistas locales y también de renombre nacional. Además, hubo actividades recreativas para toda la familia, como atracciones infantiles, stands de artesanos y, como testimonio de las bellezas de la localidad y la región: la elección de la Reina Nacional del Camarón y el Langostino.
El Consorcio como anfitrión del evento, contó con un stand institucional donde se una vez más se reflejó el compromiso con el programa Ciudad-Puerto. Formaban partre del mismo figuras de objetos portuarios personificados donde los visitantes podían tomarse fotografías. También se vieron imágenes con momentos únicos de la operatoria portuaria y la exitosa selfie portuaria, donde familias y amigos posaban en un panel verde que a través del cual la fotografía se convertía en la postal portuaria elegida. Además. El evento, también sirvió para promocionar las diplomaturas de capacitación en gestión portuaria y de zona franca que el Consorcio viene desarrollando, como así también se entregaron presentes institucionales para los más chicos y las familias.
La comunidad asistente tuvo la posibilidad de disfrutar de los espacios públicos portuarios en toda su plenitud, admirar la operatoria comercial con el ingreso y egreso de buques, lanchas náuticas, remolcadores y pesqueros.
En síntesis, una fiesta con la presencia familiar de una comunidad portuaria de tradiciones arraigadas, contenida en el imponente marco del Puerto de aguas profundas más importante del país. Una fiesta donde el vínculo Ciudad-Puerto se vio afianzado y con claras intenciones de seguir potenciándolo.